Escribir lo que siento tiene el sabor amargo del riesgo y la dulzura de la liberación. Sin embargo, a pesar de esas ambigüedades, siempre será mayor el alimento de quienes me lean y me escuchen, que el veneno de aquellos que no saben hacerlo. Desde aquí, compartiré con vosotros lo que siento y escribo, transformado en sugerencias, historias y pensamientos sobre la actualidad.