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Publicado originalmente el 28 de abril de 2018 Si el hit del verano fue el famoso MMLPQTP, ahora cada vez que llega una factura a un hogar argentino las siglas se extienden a MMLRMPMQTRMPYLCdetuhermana. Una de las estrategias del Gobierno para frenar la caída de la imagen de Macri fue lanzar al troll center no oficial (o sea, no Fernando Iglesias, no Eduardo Feinmann) a que difundan la versión de que militantes de La Cámpora en organismos estatales de facturación estarían adulterando las facturas para general mal humor social. Si no entiendo mal los militantes de La Cámpora serían todos vagos choriplaneros pero capaces de enterrar fortunas en la Patagonia, simular el suicidio de un fiscal de Estado sin dejar rastros, agitar la rebelión mapuche, triangular potencia militar con Irán, Venezuela y Cuba, desestabilizar al Gobierno y alterar las facturas de los servicios en 20 millones de hogares argentinos. Quiero que me conviden de ese choripan. Esta versión además supone que un Gobierno que echó a miles de empleados estatales porque olían a kirchnerismo, dejó a otros tantos miles en funciones tan sensibles como operar centros imaginarios de emisión estatal de facturas.