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¿Qué es LA CUEVA? La cueva es un local al que no todo el mundo puede acceder, ya que su ubicación es secreta y solo unos pocos elegidos la conocen. E incluso para los que la conocen, la puerta de acero reforzado que la protege siempre está cerrada. A menos que conozcan la contraseña. Si la conocen, si la pronuncian alto y claro tras golpear cuatro veces con los nudillos, la puerta se abrirá para ellos con un chirrido dejando paso franco al interior. Entonces podrán pasar al interior. La puerta se cerrará tras ellos mientras descienden por las escaleras excavadas en la piedra y llegan al salón principal de La Cueva. Allí podrán elegir la cerveza, el whisky o el vino de su preferencia de entre una amplísima selección y pedirle al camarero con voz clara lo que desean. De nada servirá que apunten con el dedo la botella de su elección en la estantería. El camarero es ciego. Es ciego, pero conoce a la perfección su oficio y jamás se equivoca. Le servirá exactamente dos unidades de la bebida que haya seleccionado: vino, cerveza, café, té… Porque esa es la otra condición para entrar en la cueva: Una bebida para ti. Otra para el anfitrión que, con los ojos vendados, aguarda en la única mesa de La Cueva, bajo el cono de luz que se desprende de una vieja lámpara con bombilla de filamento. Nadie sabrá que has estado ahí. Nadie sabrá a qué le has invitado. Nadie sabrá qué te contó mientras consumía en sorbos breves y pensativos la bebida a la que le has invitado. Y cuando, tiempo después, acabado el vino, el café, la cerveza… te levantes y lo dejes de nuevo solo bajo el cono de luz polvoriento… cuando asciendas de nuevo las escaleras talladas en la piedra y camines hacia la puerta de acero que se abrirá en silencio para ti… Cuando la atravieses y regreses al ruido y las prisas de la civilización, nadie sabrá jamás que durante media hora estuviste en La Cueva. Será tu secreto. Nuestro secreto. Ése en el que no volverás a pensar hasta tu próxima visita.