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La isla de Arturo (2017) Elsa Morante Lumen Arturo es un niño huérfano de madre que vive en la isla de Procida, su padre, Wilhelm siempre está ausente debido a sus constantes viajes, por lo que tuvo una educación más bien autodidacta donde abundaban las lecturas de épica y aventuras, lo que le hace pensar en su padre como en una figura de héroe, exaltando constantemente lo masculino, idealizándolo. Wilhelm era hijo de un italiano y una alemana, el padre, Antonio Gerace, antes de saber que la mujer a la que frecuentaba esperaba un hijo suyo, se va a Estados Unidos en la búsqueda de mejores oportunidades, pero no logra casi nada, ni siquiera puede mandarle ni una pequeña suma de dinero a su familia que sufre bastantes precariedades. Eventualmente, Antonio vuelve a Procida y hace llamar a su hijo de Alemania para heredarle los bienes que alcanzó a recaudar. Cuando Wilhelm llega a la isla conoce a Romeo Amalfitano, misógino conocido que suele hacer grandes fiestas y reuniones donde la presencia femenina está prohibida, propietario de una antigua casona que solía ser propiedad de una entidad religiosa y que fue remodelada para uso privado. Amalfitano, ya viejo y ciego, tiene una obsesión con Wilhelm a quién hereda la casa antes de morir. Wilhelm contrae matrimonio, pero su mujer muere en el parto, lo que era esperado por la gente que creía que la casa estaría maldita dado el odio de su antiguo dueño. Eventualmente, Wilhelm decide casarse nuevamente, esta vez con una joven napolitana, Nunziata, que es apenas mayor que Arturo. Desde ese momento, el joven protagonista comienza a ver a las mujeres de otra manera. Ante ese nuevo descubrimiento, deja atrás sus lecturas heroicas para volcarse sobre la poesía, que le hace entender el padecimiento del ser humano en la añoranza de ese otro, que ya no es el yo autosuficiente y heroico. De esta manera, va relacionando la vida con la literatura, así a veces deforma y otras veces decodifica su experiencia, se desarrolla y crece, funcionando este relato como novela de maduración, del niño que debe crecer y matar simbólicamente a su padre para convertirse finalmente en un adulto.