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El viento soplaba con tanta fuerza, que las puertas y ventanas de la vieja cabaña querían dejar sus marcos. Dentro de ella, sus cuatro integrantes despertaban de un profundo sueño; veían incrédulos cómo los pernos y las cerraduras se sacudían intentando dejar sus lugares. La fuerte lluvia no cesaba y todos se preguntaban, ¿cómo y por qué habían ido a dar allí? Ninguno de ellos tenía la respuesta o sabía la razón por la que despertaron en otro lugar y en otra noche. La pequeña y única vela de sebo que alumbraba la vieja cabaña hacía su mejor esfuerzo por permanecer encendida. La noche avanzaba y ellos apenas lo creían. Mientras temblaban de miedo y sin salir de su asombro, tomaron la decisión de forzar puertas y ventanas. Ningún esfuerzo fue suficiente. Ya frustrados y sin poder encontrar la forma de dejar la casa, los cuatro hombres se sentaron alrededor de una mesa, donde contadas habían cuatro sillas. Mientras buscaban una solución al problema que tenían frente a ellos, el escepticismo se apoderó de ellos y los llevó a culparse uno a otro. La búsqueda de culpables solo terminó cuando escucharon el fuerte viento azotar las ramas de los árboles contra la vieja cabaña. Era cómo si el viento quisiera desprenderlo todo. --- Send in a voice message: https://anchor.fm/relatando-historias-903/message