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Podemos volar, rozar el cielo con la punta de los dedos y creer que todo es posible, que no habrá un mañana en el que nos falte nada. Aunque algo nos duela por dentro, es posible hacerlo. Vamos a engañarnos un poco... Podemos escondernos debajo de un techo amigo, abrazarnos hasta que pase la tormenta, sentir que el suelo no se ha quebrado y amarnos con la fuerza más incalculable. En décimas de segundo. Sólo dejarnos llevar, no es necesario nada más. Podemos hacerlo una y otra vez, con cariño, con pasión, con rabia y empeño, sin perder ni un ápice las ganas, ni los motivos. Lo sé, es complicado, pero no importa. Yo sólo quiero mirarte a los ojos y sentir que la vida va lenta, aunque realmente me falten los minutos para estar a tu lado. Necesito entender que estamos nada más que tú y yo, alejados de nuestros respectivos fantasmas, muy distanciados de las lágrimas, de palabras vacías y de todo cuanto nos ha hecho mal. Podemos romper las páginas, en vez de pasarlas, escribir nuestro tiempo en un libro nuevo y dejar de creer en las mentiras. Podemos elegir juntos las palabras que deseemos, aquellas que hablen de besos, de caricias, de la ternura más insospechada. Todo eso podemos, por más que la mente nos ponga muros para que no avancemos, o bien, quedar hundidos en la desidia más absoluta por culpa de nuestros propios sentimientos...Tanto podemos. Sin mayores explicaciones, me amarro al mástil del barco como el pintor Turner, para contemplar la belleza de tu oleaje, aunque corra el riesgo de morir ahogado. Lo hago porque, a pesar de tanto no poder, ha llegado el momento de avanzar, y no me importaría hacerlo a tu lado...