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Por falta de pruebas, la justicia ha decidido que no habrá juicio contra el presentador de televisión estrella Zhu Jun, acusado por la joven Zhou Xiaoxuan de haberla besado y acariciado por la fuerza. Es el caso más emblemático de China puesto que la denuncia de esta joven más conocida en las redes como #Xianzi, hace tres años, provocó una ola de testimonios en las redes sociales chinas pero finalmente no se celebrará juicio. “Las pruebas que ha suministrado la denunciante Zhou no son suficientes para establecer que fue víctima de acoso”, estimó en un comunicado el Tribunal popular intermediario del distrito de Haidian. Al salir de la audiencia, Zhou Xiaoxuan dijo que a pesar del resultado, “tengo ganas de decirles que soy víctima de acoso sexual”, afirmó. El año pasado China adoptó una nueva legislación anti acoso pero pocas son las personas que se animan a denunciar. “Este no es un caso aislado, hay muchos pero no llegan ni a la prensa ni a la opinión pública", explica Maria Francesca Staiano, coordinadora del Centro de Estudios Chinos en la Universidad de La Plata (Argentina). "Hay que decir que con la pandemia de Covid-19 y según los datos del Gender Development Center de Pekín, hubo un aumento del 20% de llamadas por parte de mujeres y todos los informes de la ONU que tienen que ver con el monitoreo de la condición de género dan indicadores muy negativos, hay un empeoramiento”, añade la experta. El régimen de Pekín ha cerrado en los últimos tiempos cuentas vinculadas al #MeToo en un intento de aplacar este movimiento de denuncias. La cuenta de la joven Zhou en la red social Weibo. Varias personalidades chinas han sido acusadas de acoso como el ex jefe de la Asociación budista de China o la estrella del pop de nacionalidad china y canadiense Kris Wu, detenido el pasado mes por acusaciones de violación. “En abril asistimos a una censura muy fuerte de muchos grupos feministas en plataformas como Weibo o Douban, que son equivalentes a Facebook, twitter o Instagram. Lo que no se tolera en China es el proselitismo, eso pasa curiosamente con el tema religioso, entonces todo lo que genera un grupo demasiado grande es sospechoso y puede ser considerado subversivo, no es tanto el contenido sino el número”, aclara la especialista en China, Maria Francesca Staiano.